Sin duda es una buena noticia. Porque muchos acudimos al gimnasio y luego, al salir, y nos entra hambre, el siguiente sentimiento que posible nos asalte es las dudas por si de verdad podemos comer de todo para posteriormente invadirnos un sentimiento de culpabilidad si, después de haber estado 45 minutos dándole duro a la cinta y una hora y media mancuerna arriba, mancuerna abajo, nos decidimos por irnos de cañas o meternos al cuerpo una hamburguesa de las que marcan época.
Pues bien, os traigo nuevas noticias amigos. Y es que, según los últimos estudios realizados que versan sobre materia de fitness y nutrición, parece ser que después de una dura sesión de entrenamiento, ya sea en el gimnasio o al aire libre, no hay nada mejor que un masaje terapéutico, cosa que creo que es bastante obvia (a todos nos sienta de puturru de foi un masaje) y un tentempié a base de pipas de girasol y cerveza. ¡Viva!