Y volvió a suceder. El grupo spinnero del Sato volvió a reunirse para pasar un rato de fiesta y de comunión entre sus miembros electos y algún que otro invitado, a destacar el otro "Boss" de tapadillo, alias Coppi o Jose para los más cercanos. Esta comida estaba prevista para el mes de febrero pero circunstancias adversas impidieron que pudiera celebrarse con normalidad. Ana, no puedes imaginarte lo que nos alegramos de verte, de pie, andando, con tu sonrisa eterna, bienvenida de nuevo aunque tú sabes que nunca te fuiste.
El lugar elegido: Restaurante Novo, un pequeño local de cocina innovadora, relativamente cercano al gimnasio y que por poquito no permite la cabida de todos los que estábamos allí. Todo estaba preparado, las mesas blancas, las sillas de diseño, diez sillas para catorce comensales. Sin problema, señorita, añadimos una mesa de más y algunas sillas. Solucionado. Solo vi un pequeño problemilla. Al ser el local pequeño, cualquier conversación se convertía automáticamente en una jauría de perros ladrando, mucho ruido. Se perdona porque la comida estuvo del diez. Lamento que las parejas que asistieron a la misma hora que nosotros no tuviesen una sobremesa relajada, solo había que mirar de reojo sus caras para darse cuenta de que internamente renegaban del sitio. Que le vamos a hacer.
No pudieron asistir Diana, ni Oscar, ni el gregario favorito del Boss, Paco “UnaBomber”. Ellos se lo perdieron. Esperemos que para la próxima tengan la ocasión de asistir y pasar un buen rato con todos los demás. Si llegan a venir habríamos tenido un serio problema de ocupación en el local. Menos mal que en casa de nuestro “Guiri” particular no hay problemas de espacio. Recordad bien la fecha, hermanos, 4 de julio, primer fin de semana de la segunda mitad del año.
La comida sirvió para entregar de una vez la famosa placa grabada. Aprovechando que todos estábamos allí, Antonio aprovechó la ocasión para hacer entrega de la plaquita a Cristina. Un gesto simpático, acorde con el momento, que casi logró arrancar una lagrimita de la homenajeada. Las fotos lo atestiguan. La comida acabó como toda buena comida debe acabar, con un buen postre, una copa de champán y un brindis por el momento, la compañía y una próxima reunión. Pues que así sea.
El lugar elegido: Restaurante Novo, un pequeño local de cocina innovadora, relativamente cercano al gimnasio y que por poquito no permite la cabida de todos los que estábamos allí. Todo estaba preparado, las mesas blancas, las sillas de diseño, diez sillas para catorce comensales. Sin problema, señorita, añadimos una mesa de más y algunas sillas. Solucionado. Solo vi un pequeño problemilla. Al ser el local pequeño, cualquier conversación se convertía automáticamente en una jauría de perros ladrando, mucho ruido. Se perdona porque la comida estuvo del diez. Lamento que las parejas que asistieron a la misma hora que nosotros no tuviesen una sobremesa relajada, solo había que mirar de reojo sus caras para darse cuenta de que internamente renegaban del sitio. Que le vamos a hacer.
No pudieron asistir Diana, ni Oscar, ni el gregario favorito del Boss, Paco “UnaBomber”. Ellos se lo perdieron. Esperemos que para la próxima tengan la ocasión de asistir y pasar un buen rato con todos los demás. Si llegan a venir habríamos tenido un serio problema de ocupación en el local. Menos mal que en casa de nuestro “Guiri” particular no hay problemas de espacio. Recordad bien la fecha, hermanos, 4 de julio, primer fin de semana de la segunda mitad del año.
La comida sirvió para entregar de una vez la famosa placa grabada. Aprovechando que todos estábamos allí, Antonio aprovechó la ocasión para hacer entrega de la plaquita a Cristina. Un gesto simpático, acorde con el momento, que casi logró arrancar una lagrimita de la homenajeada. Las fotos lo atestiguan. La comida acabó como toda buena comida debe acabar, con un buen postre, una copa de champán y un brindis por el momento, la compañía y una próxima reunión. Pues que así sea.
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