lunes

Un día malo lo tiene cualquiera

En el vestuario: “Ha llegado la hora. Vamos para arriba.“

En recepción: “¿Cojo el ascensor o cojo la escalera? Mejor la escalera, así voy calentando un poquito. Aunque son cuatro plantas. Coño, deja de quejarte, tío, pareces una abuela.”

En la primera planta: “Pero que poquitas ganas tengo hoy. Es que no me apetece nada de nada. Bueno, tú tranquilo. Haces de tripas corazón y aguantas el chaparrón. Otra cosa, cuando acabe la clase tengo que acordarme de mis olvidadas abdominales. Siempre se me olvidan, siempre. Pero esta vez…”

En la segunda planta: “Esta semana, aunque solo sea un día, tengo que hacer algunos ejercicios de piernas. Oblígate a ello, pichita. Solo es media horita larga. Con los tutes de bici que te pegas, ya te vale, tío, ya te vale.”

En la tercera planta: “Joder con la sala de funky, como se mueve la peña. Y que bailecitos más guapos. Menudo ritmazo se gasta el “chorbo” que lleva la clase.”

En la cuarta planta: “Ya hemos llegado. Parada y fonda. ¿Quién vendrá, quién no vendrá? La eterna pregunta, el eterno dilema. Me voy a sentar en la escalera un ratito. Pero antes voy a llenar mi bidón de agua.”

Antes de empezar la clase: “Ostia, tío. La clase hasta la bola. Pero mira que hay gente aquí, más que en la guerra. No lo entiendo. Hace unos meses aquí no venía ni el tato y ahora hay más gente que en las rebajas de El Corte Inglés. “

“Echemos un vistazo al pópulo. A ver, allí en el fondo los flojos, los que no quieren ser vistos. Da igual, se los ve de todas todas. Con esas maneras en la bici, difícil no verlos. “

“Ahí, a la derecha, los que han comido lengua. Es que no paran en toda la clase los condenados. Estarán hablando de yo que sé. Cualquier día les pego una voz, a ver si siendo un poco burro se dan cuenta de que aburren con sus comentarios.”

“Estoy viendo a la izquierda el grupito de los pasados de vuelta. A estos les importa un cojón la música, el ritmo y la cadencia. Ellos, a su bola. Que se va rápido, a doble tiempo, ellos a triple tiempo; que se va lento, al tiempo, ellos van a doble tiempo. Joder, si es que parece que quieran hacer más kilómetros que los demás. A ver cuando se enteran de que las bicicletas no tienen cuentakilómetros.”

“También veo grupitos de colegas que parecen que vienen por primera vez a una clase de estas. Sillín bajo, manillar alto, no hay duda, son nuevos. Que Dios se apiade de ellos y de sus pobres rodillas.”

“Y algunos reductos de marujis todoterreno. Estas son las que no vienen por la mañana y aparecen ahora. Si es que hay gente para todo.”

“Bueno, bueno, que agradable sorpresa. Aquí en la primera fila, como no, los machacas. Uno, dos, tres, …, nueve. Creo que están todos. Ah, mis queridos frikis, ¿que sería de mis clases si no fuera por vosotros, los patas negras del pedaleo? Al final, no va a ser tan mala la clase.“

Comienza la clase: “Buenas tardes. Comenzamos la clase. El que necesite sentarse durante la clase que lo haga. No hay que picarse con el de delante. Se necesitan al menos dos meses de pedaleo a molinillo para coger un poco de forma. Si tienes pulsómetro, en el calentamiento, no pases del 70% de tu frecuencia cardíaca máxima. Tira y empuja con las dos piernas. Hay que conseguir el pedaleo redondo. ¿Quién dijo miedo?”

Nota: va por ti, maestro.


4 comentarios:

Unknown dijo...

simplemente GENIAL !!!
gracias !

. dijo...

sras-es frikis fans , tengo el honor de proponer a D. George the smaller, como finalista del próximo premio planeta,
será un placer comunicarselo al Sr, Lara presi del grupo editor mas fuerte del pais,
ha nacido un gran narrador en el blog, todo un lujo !!

Anónimo dijo...

Ole la gracia de los redactores con garbo. Chapó.

Anónimo dijo...

Me apunto a lo del premio planeta. Y cuando lo reciba que lo haga en lo alto de la bici. Y con el casco puesto, y el culote. Menuda estampa.

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